Shohei Ohtani, de los Dodgers, batea ante los Hanshin Tigers, que se impusieron ayer 3-0 en el juego de exhibición en el Domo de Tokio
Shohei Ohtani, de los Dodgers, batea ante los Hanshin Tigers, que se impusieron ayer 3-0 en el juego de exhibición en el Domo de Tokio

La temporada 2024 de las Grandes Ligas arranca mañana con un momento histórico: los Dodgers de Los Ángeles y los Cachorros de Chicago se enfrentarán en Tokio, Japón, en un par de juegos que celebran la creciente influencia del béisbol japonés en las mayores.

Shohei Ohtani, la máxima estrella del deporte nipón, encabezará a los Dodgers, acompañado por sus compatriotas Yoshinobu Yamamoto y Roki Sasaki, mientras que los Cachorros contarán con Seiya Suzuki y Shota Imanaga.

El impacto del béisbol japonés en la MLB no es nuevo. En el año 2000, Torey Lovullo, actual mánager de los Diamondbacks, quedó asombrado al ver jugar a Ichiro Suzuki en Japón. “Ese es el mejor bateador que he visto en mi vida”, afirmó. Un año después, Suzuki llegó a la MLB y revolucionó el juego acumulando 3,089 hits y asegurando su lugar en el Salón de la Fama.

El primer japonés en Grandes Ligas fue Masanori Murakami en 1964, pero el verdadero cambio llegó con Hideo Nomo en 1995 con los Dodgers. Su éxito allanó el camino para una nueva ola de peloteros nipones, principalmente lanzadores como Shigetoshi Hasegawa y Kazuhiro Sasaki. Sin embargo, fue Ichiro quien demostró que los bateadores japoneses también podían triunfar al más alto nivel. “Mostró el camino para otros jugadores”, dijo Lovullo. Su llegada inspiró a figuras como Hideki Matsui, So Taguchi y Kosuke Fukudome, quienes dejaron huella en la liga.

Hoy en día, Japón es una potencia en la MLB. Shohei Ohtani es considerado el mejor jugador del mundo, Seiya Suzuki es clave en el lineup de los Cachorros, y Masataka Yoshida ha brillado con los Medias Rojas de Boston, donde ha conectado 25 jonrones en dos temporadas. Yu Darvish, con cinco selecciones al Juego de Estrellas, sigue siendo pieza fundamental en la rotación de los Padres, mientras que Kodai Senga busca recuperar su mejor nivel con los Mets.

El crecimiento del béisbol japonés también se refleja en la constante exportación de talento. Más equipos de Grandes Ligas invierten en el scouteo de jugadores en la NPB, y cada vez más peloteros deciden dar el salto a Estados Unidos en etapas tempranas de su carrera. En los últimos años, nombres como Yoshinobu Yamamoto y Roki Sasaki han generado una gran expectativa antes de su llegada, lo que demuestra que el nivel de la liga japonesa sigue en ascenso.

Los Dodgers han jugado un papel clave en la internacionalización del béisbol. Desde Jackie Robinson hasta Fernando Valenzuela, la franquicia ha sido pionera en la inclusión. En 1995, Hideo Nomo reforzó ese legado y hoy el equipo se ha convertido en un destino natural para las estrellas japonesas. Su mánager, Dave Roberts, hijo de madre japonesa y nacido en Okinawa, ha seguido esa tradición al reclutar a Ohtani, Yamamoto y Sasaki. “Somos el epicentro global del béisbol”, afirmó Roberts.

El impacto japonés en la MLB no se detiene. En los últimos años, prospectos como Rintaro Sasaki y Shotaro Morii han decidido desarrollarse en Estados Unidos con la esperanza de llegar a las mayores.

Mañana, cuando Yamamoto e Imanaga suban al montículo en Tokio (4:10 horas de México), se marcará otro hito en la historia del béisbol. Será el primer duelo de abridores japoneses en un inicio de temporada de MLB.

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